Palabra poderosa: Viajar

Entre lagos y canales

Entre lagos y canales

FLIXBUS FROM HELL

El viajecito de Amsterdam a Estrasburgo podría haber sido un bus de esos en los que dormís por la noche y despertás en una nueva ciudad, con pilas para conocerla. O podría haber sido lo que fue. Un viaje de ocho horas con parada cada hora (luces prendidas, gritos con el nombre de la ciudad) de Amsterdam a Karlsruhe (en las puertas del Bosque Negro de Alemania), en donde tuvimos una escala de dos horas y media a las cinco de la mañana (por suerte hay un Mc Donalds abierto en la estación para comer una cena/desayuno) y después otra horita más hasta Estrasburgo en donde nos recibió la persona que nos alojaba (dormida), le dejamos las mochilas, y salimos a arrastrarnos como zombies por la ciudad. Por suerte una parada técnica en un Carrefour nos dio la energía que necesitábamos para despertarnos y salir a conocer esta preciosa ciudad.

Burger Tip

En los Mc Donalds / Burger King que nos encontramos te dan una encuesta para completar. En uno nos regalaron un café, en otro con la compra de unas papas y una gaseosa te daban la hamburguesa (lo que termina siendo combo mitad de precio). Ese café extra fue un regalo del cielo.

SLEEPLESS IN STRASBOURG

Estrasburgo es una ciudad extraña, fue alemana y fue francesa, y muchos de los carteles están en los dos idiomas. Hasta hay una iglesia que en su momento fue tanto protestante como católica (había un muro que la separaba en dos, un clásico alemán). Tiene casitas que parecen sacadas de cuentos de hadas, muchos puentecitos, y una catedral que supo ser el edificio más alto de Europa. También, por haber sido escenario de tantas batallas es hoy en día sede del parlamento europeo. Hay algo de aroma a progreso en ver convertido en sede de debate al lugar que fue testigo de enfrentamientos armados. Alguito.

Nos pasamos el día caminando por esas calles antiguas del barrio llamado Pequeña Francia, y visitando iglesias, castillos, y plazas. Una vez que nuestros pies nos pidieron descanso volvimos para la habitación en donde nos llevamos dos hermosas sorpresas: nuestros huéspedes nos recibían con café, té, y una habitación preciosa, y la habitación daba al cementerio de la ciudad. La casita del horror, edición Estrasburgo.

Dato curioso

La ciudad de Estrasburgo era conocida como Argentina en la antigüedad, y algunos postulan que de ahí proviene el origen del nombre de la República Argentina dado que fue el primer uso histórico de la palabra (y no Argentum o nombres similares). ¿Tal vez ahí se encuentra el Santo Grial que llevó Parsifal?

¿Y EL AGUA? ¿Y LOS BAÑOS?

Claro que entre tanto puente hay bebederos y baños públicos para todo gusto y una hermosa aplicación/sitio online que permite encontrarlos con facilidad: MyStrasbourgApp.fr . Los baños públicos son limpios y grandes, en especial el de la plaza que se usa como terminal de buses. Grata sorpresa.

ZURICH

Y de Estrasburgo nos subimos a otro de esos buses que prometen wifi para pasar un día en Zúrich. Por suerte el paisaje es precioso y muy cambiante y más que notar la falta de wifi uno empieza a agradecer no volverse esclavo de la pantalla por unas horas y poder disfrutar de los túneles y montañas, en especial en un bus con techo abierto en el que se puede viajar y ver el cielo.

Zúrich nos recibió en un día indeciso. Sol y calor. Lluvia y frío. Alternadamente. Cada hora y media llovía treinta minutos. Casi con la precisión de un reloj… suizo. Sé que no aporto nada nuevo si digo que Zúrich es una ciudad preciosa. Callecitas que suben y bajan (depende de cómo las tomes, claro está). Pero también es una ciudad muy cara, y por la que hay que pagar por todo. ¿Por todo? ¡No! Las fuentes rebosantes de deliciosa e irreductible agua resisten, todavía y como siempre, al vil metal. También hay varios museos que son gratis, pero los lunes… no abren. Y el jardín botánico. ¡Ah! El jardín botánico.

LA VIDA EN UN DOMO

El jardín botánico de Zúrich tiene un poco de todo, pero el plato fuerte son los biodomos. Unas esferas gigantes con clima controlado. Ya entrar a la zona tropical (llena de plantas del trópico) es un cachetazo hermoso de calor y humedad que empaña cualquier anteojo o lente. Hay tres domos distintos con plantas de todos lados del mundo. Vale la pena pasar unas horas ahí. Nosotros aprovechamos para merendar una chocolatada mientras veíamos a los renacuajos de la laguna bajo la llovizna.

FUNCIÓN TRASNOCHE

Nuestro bus salía bien tarde a la noche por lo que aproveché para ver Avengers en un cine de Zúrich al refugio de la lluvia. Caro prefirió mojarse y darle de comer a los cisnes. También usó nuestros tres francos suizos con veinte centavos para comprar una cena con postre y todo que disfrutamos refugiados en la terminal. ¿La película? ¡Carísima! Hasta tuve que pagar los anteojos 3D (me preguntaron si tenía los míos o si quería comprar, para la próxima (?) ya tengo los míos). No sé si todas o sólo esta, pero la película tuvo un intervalo en donde bailaron unos gnomos desnudos en la pantalla y la gente aprovechó a salir al baño. Si quieren reviews de la película me buscan en whatsapp, pero no, yo tampoco me quería ir de Zúrich señor Stark.

Próximo destino: Praga