Palabra poderosa: Viajar

Glasgow, equipándonos para visitar las Tierras Altas

Glasgow, equipándonos para visitar las Tierras Altas

WELCOME TO GLASGOW! Así nos recibieron nuestros anfitriones, una pareja de malayos fanáticos del fútbol, del Liverpool, y de Pablo Aimar. Así y con torta casera y unos vasos con Irn Bru, una gaseosa naranja escocesa de extraño sabor y la segunda bebida más popular de Escocia. La casa quedaba en las afueras de la ciudad en un barrio que no parecía muy amistoso (y según internet no lo era), pero el camino era a través de unos canales preciosos en los que la gente hace remo, pesca, y corre.

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LLENANDO EL CHANGUITO Nuestro plan en Escocia era recorrer acampando el West Highland Way, un camino de 152 kilómetros que lleva desde Milngavie, unos kilómetros al norte de Gasgow, a Fort William. Es un camino bastante popular y la ciudad de Glasgow tiene varias tiendas de trekking y acampada en las que equiparse. Claro que nuestro viaje no contemplaba carpas, ni bolsas de dormir, ni aislantes, ni toda la parafernalia que rodea a irse de camping, por lo que pasamos bastante tiempo recorriendo las distintas tiendas de la ciudad y comprando un poco de todo. Y buscando la mejor comida instantánea o enlatada en todos los supermercados que nos cruzamos.

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¿LA INSPIRACIÓN DE HOGWARTS? Habíamos leído que el edificio de la universidad de Glasgow había sido una de las fuentes de inspiración para Hogwarts y decidimos ir a ver por nuestra cuenta. La universidad estaba abierta y en la capilla había un casamiento. Los casamientos escoceses son como uno los imagina (si se sienta a imaginarlos unos minutos): la mujer de blanco y el hombre de kilt. Todos los hombres de kilt. Hasta los niños.

La universidad es bastante grande y tiene un museo en el primer piso que se puede visitar y ver un poco de geología, biología, e historia, junto con la historia de la universidad. Como por ejemplo la silla en la que tomaban exámenes finales a los alumnos que tiene un reloj de arena colgando sobre su cabeza. Sin presiones.

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COMIDA COMO EN CASA, PERO NO Nuestro verdadero encuentro con la comida escocesa vendría mucho después, cuando conocimos el bien amado haggis. Pero en Glasgow tuvimos nuestros primeros cruces con comidas que nos son familiares, pero acá adquieren un sabor distinto: la empanada de carne, el pancho, y el pastel de papas.

La empanada es una especie de tarta cerrada con carne y mucha salsa, bieeen pesada de salsa. Nada que ver con nuestra bienamada carne picante. El pancho no es un pan con salchicha sino una salchicha adentro de un pan, cocinada ya adentro del pan. Y el pastel de papas es tan igual, pero tan distinto, que se me hace imposible explicarlo. ¡Algunas versiones ni tienen papa! Aunque personalmente creo que la mayor diferencia es la ausencia total de pasas de uva.

Glasgow no nos deslumbró, pero nos dio todo lo que necesitábamos: casi una semana de provisiones, una carpa, dos bolsas de dormir, bastones de caminar, y una larga lista de artículos de camping. El tren que lleva a Milngavie sale de la misma estación central a la que llegamos, por lo que el camino nos era conocido. Cargados como dos equecos nos dispusimos a caminar los kilómetros que separan las lowlands de las highlands. Ahora empieza una aventura distinta.

Próximo destino: El West Higland Way