Las tribulaciones de ser alérgico en Turquía

Ya me lo había anticipado la Lonely Planet, si estás en Turquía ¡no te suenes la nariz! Los que me conocen saben que vivo con un pañuelo de tela en el bolsillo y que en mis peores días de alergia estoy todo el tiempo moqueando. Claro que me desperté en Kuşadasi con una alergia que hubiera derribado a toda Efeso con mis estornudos. Y así me subí a un colectivo cuatro horas rumbo a Pamukkale. Al principio fue sencillo de resistir, pero después de un tiempo ya estaba ciego de lágrimas y moqueando como en el final de Titanic. Me soné la nariz unas veces con unas servilletas que tenía y vino el azafato a retarme y pedirme que no lo haga más: “no more, no more” dijo y se fue. Llegué casi noqueado a Pamukkale, por suerte el calcio y los antialérgicos empezaron a hacer efecto a la noche.
PAMUKKALE, EL CASTILLO DE ALGODÓN
Para poder ingresar en la zona de los travertinos, las formaciones rocosas que se fueron dando por sedimentación del calcio, hay que descalzarse. Años de permitir que la gente ingrese con calzado causaron un daño irreversible en el lugar, por suerte ahora hay más consciencia y hay varios guardias controlando que la gente no cruce con calzado (y hay varios que se mandan…). Las formaciones fueron creadas por las aguas termales, que arrastran sedimentos de calcio y bicarbonato, y generan esas cascadas blancas que parecen nieve de lejos, pero que son una roca dura y firme de cerca. A estas formaciones se debe el nombre de Pamukkale, castillo de algodón. En los travertinos uno puede meterse y hay quienes se hacen baños del fango de calcio que hay en el fondo, esperando que el calcio sea bueno para la piel.
LA PILETA DE CLEOPATRA
Sobre los travertinos de Pamukkale se encuentran las ruinas de la antigua ciudad de Hierápolis, una ciudad romana de doscientos años antes de Cristo. Hierápolis era un centro de sanación, en donde los doctores aprovechaban las aguas termales para curar a los enfermos. La ciudad también tiene dos enormes necrópolis, al norte y al sur, lo que pone un poco en duda la efectividad de esos doctores. En el centro de la ciudad se encuentra una piscina de aguas termales en la que dicen venía a nadar la mismísima Cleopatra. Debe de ser el centro balneario más antiguo del mundo.
Próximo destino: Marmaris