Palabra poderosa: Viajar

Madrid, nuestro adiós a España

Madrid, nuestro adiós a España

En Madrid alquilamos un departamento en el centro, a pasitos de la Puerta del Sol. Apenas llegamos las calles eran una fiesta, es que nuestra llegada coincidía con la Fiesta del Orgullo Gay. La mujer que nos recibió en el departamente no estaba tan contenta, hace unos días habían tenido que llamar a la policía porque el huesped anterior había metido catorce personas en el departamento y armado una fiesta a las cinco de la mañana. “¿Ustedes vienen de fiesta?” nos preguntó preocupada “No me van a llenar esto de gente ¿no?, miren que yo vivo al lado”.

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CIBELES SE VISTE DE FIESTA Dejamos nuestras mochilas en el departamento, una duchita reparadora, y salimos a ver el desfile de carrozas y la fiesta en la calle. Varias calles cortadas, recitales, y mucho alcohol en todos lados. Incluso Cibeles y Neptuno, dos de las famosas fuentes de Madrid, tenian luces de colores con la bandera del orgullo LGBT. El desfile de carrozas duró varias horas, en las que pasaron carros con mucha gente bailando y disfrazada. El hit de la noche fue un enorme camión que tenía un cañón de burbujas. De ahí nos fuimos a escuchar un recital en una plaza hasta que nos venció el cansancio y volvimos a dormir.

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EL PASEO DE LOS MUSEOS Los dos museos más importantes de Madrid, el Prado y el Reina Sofía, están a unas pocas cuadras de distancia y tienen entrada gratuita los domingos a partir de cierta hora. El Diamante, lugar famoso por su bocadillo de calamares, estaba al lado del Reina Sofía y aprovechamos para un almuerzo al paso. Si bien el sánguche de rabas se disfruta, sigo pensando que hay algo muy redundante en un comer rabas entre dos panes, y que mis calamares rebozados los prefiero al plato y con salsa tártara.

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En el Reina Sofía pudimos ver una enorme muestra de Dadaísmo Ruso que nos encantó. Claro que el plato fuerte del museo es el Guernica, que siempre te deja helado unos segundos cuando lo mirás en detalle. En el museo del Prado pasamos las últimas horas de la tarde, entre cuadros de Velazquez, Goya, y Rubens. Algo que nunca voy a entender es por qué está prohibido sacar fotos sin flash en algunos museos. Son obras que están completamente al alcance de cualquiera que quiera buscarlas en internet. ¿Dónde está el problema de la fotografía?

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VAMOS A CAMINAR POR EL RETIRO Uno de los parques más hermosos de Madrid que se presta para pasar buena parte de la tarde caminando y visitando sus monumentos y descansos. En el centro del Retiro está el enorme Palacio de Cristal que se ve precioso desde fuera e invita a visitarlo. ¡Pero cuidado! En pleno calor de verano este palacio se convierte en una trampa de cristal y apenas metés un pie adentro la ropa el efecto invernadero que producen los cristales te saca la respiración y hace que la ropa se te pegue a la piel como si transpiraras sopa. ¿Y si mejor nos quedamos mirando el lago?

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UN PARÉNTESIS MEDIEVAL A lo largo de nuestro viaje por España nos cruzamos a varias personas que nos recomendaron exactamente lo mismo: no se queden en Madrid todos los días, hay muy lindos lugares cerca para conocer. Dos de los lugares que más nos recomendaban eran la ciudad de Segovia, con el acueducto más antiguo mejor preservado del mundo, y la ciudad de Ávila, con su muralla completa alrededor del casco antiguo. La segunda muralla completa más grande del mundo después de la de Carcassone (que es una ciudad francesa además de un gran juego de mesa). BlaBlaCar (¿qué sería de nosotros sin estos autitos?) nos permitía la flexibilidad de ir a visitarlas las dos en un día y eso hicimos.

El acueducto de la ciudad de Segovia es enorme y se ve desde bien lejos. La miniaturizante sensación de acercarse, acercarse, acercarse, y notarse cada vez más chiquito a su lado se disfruta mucho. Cerca del acueducto revolotean miles de golondrinas. La ciudad es famosa por su cochinillo, pero en esta ocasión no nos dimos el tiempo de degustarlo ¿será la próxima ocasión?

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En Ávila las murallas te reciben apenas te acercás a la ciudad y es posible subir y recorrerlas caminando, como un guardia medieval buscando enemigos en el horizonte. Apenas encontramos la oficina de informes nos metimos para averiguar cómo había que hacer para subir, pero lamentablemente nos atendió una señora que nos informó que la oficina estaba cerrada hasta la tarde. Por suerte nos iluminamos y le preguntamos si ella sabía cómo hacer para subir a la muralla. “Sí, es acá mismo”. Nos dijo. ”Y tienen suerte, hoy es gratis”. ¡Maravilla de las coincidencias! Subimos a las murallas y dimos media vuelta a la ciudad mirándola desde arriba. Ávila sí que parecía sacada de un libro de historia.

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UN PASEO POR CASTELLANA Cuando era chica la madre de Carolina vivía en la Avenida Generalísimo, en Madrid. Fuimos a buscar la casa en la que vivía, claro que la Avenida Generalísimo ya no se llama así desde 1980 y ahora es el Paseo de la Castellana. La dirección que teníamos era lejos, Paseo de la Castellana al 250, y el sol estaba fuerte, pero armados con una botella de agua nos animamos al desafío.

Cuando llegamos a la dirección notamos que las construcciones eran todas modernas, edificios que tendrían como mucho diez años . Carolina paró a una pareja que pasaba caminando y les preguntó por la dirección anterior. Le habíamos errado por más de 20 cuadras. Al menos nos sirvió para pasar por las puertas del Santiago Bernabeu y saludar a los merengues.

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DE CAÑAS POR AHÍ Hay una sola manera de poder soportar el calor agobiante del verano en Madrid y esa es ayudado con unas cervezas bien frías. Visitamos con Elena el mercado de San Ildefonso y después nos llevó a conocer el barrio de Malasaña y la delicia de los huevos rotos con jamón (y quién hubiera dicho que estaba bueno que te rompan los huevos).

Un imperdible de Madrid es los 100montaditos en donde nos atendió un mozo argentino que apenas nos reconoció ocurrió la siguiente conversación:

-¡Argentina! ¡Vamos Racing!

-¿Sos hincha de Racing?

-No, no, yo soy de Central.

El mozo estaba tan contento de que fuéramos compatriotas que nos recomendó qué montaditos pedir y hasta nos trajo el pedido a la mesa, cuando todas las demás personas tenían que buscar el suyo por nombre. Nos contó que hacia veinte años que vivía allá y que recibía argentinos seguido. Todavía no entendemos su fascinación con nosotros en la ciudad del mundo que más turistas argentinos debe de ver al año (o tal vez la segunda después de Miami)

También fue momento de un reencuentro de noche por un barcito cerca de la plaza de Chueca con Elena y con Juan. Fuimos a Areia, un bar ambientado como si estuviera en la playa de Brasil que tenía arena en lugar de piso.

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Del aeropuerto de Madrid nos fuimos en un vuelo de Norwegian sin incidentes a Inglaterra. Volar en Norwegian es como volar en una low cost, pero sin todo el estrés que conlleva la sensación de que si pueden te hacen viajar parado. Bienvenido sea un viaje relajado.

Próximo destino: Londres